El 29 de Agosto de 2005 se cumplieron 195 años del nacimiento de Juan Bautista Alberdi, y en esta Argentina renegada y antiliberal la fecha pasó sin pena ni gloria. De algún modo es correcto que ello ocurra, porque sería un contrasentido que Alberdi fuera recordado al mismo tiempo que existe algo llamado “Ministerio de Educación” cuya misión es producir un ciudadano moralmente neutro, pagador de impuestos indiscutibles, ignorante absoluto del tipo de sociedad en la que vive y en la que podría vivir si se descuida, políticamente manejable y ansioso por adaptarse a algo, a cualquier cosa.
Alberdi hubiera combatido al Ministerio de Educación con mucha mayor pasión que a cualquiera de las calamitosas empresas públicas que padecimos u otros abusos del estado. El mundo alberdiano todavía está demasiado adelantado (doscientos años después) para ser comprendido y mucho menos compartido.
El aporte de Alberdi al pensamiento y a la comprensión de los problemas políticos y sobre todo a la relación del individuo con el poder público, a entender qué es lo que puede esperarse y qué no de quiénes gobiernan, es indispensable para explicarse los padecimientos argentinos actuales.
Estos pocos párrafos dedicados a algunas de sus obras no son más que una invitación a leer sus escritos para contrastarlos con la profusión de palabrerío anodino que domina el debate de los asuntos públicos en la actualidad.
Leer a Alberdi es como asomarse fuera de la caja protectora de la mediocridad reinante.
por José Benegas
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